Oleo sobre lienzo
Colección particular
La pintura de Magritte modifica las apariencias haciendo de ellas ficciones, pero, a la vez, reflexiona sobre el sentido de esta modificación. En otras palabras, su pintura es reflexiva. El cuadro Amoríos peligrosos, interpretado acertadamente por Max Loreau, muestra a una mujer desnuda. El espejo que sostiene en las manos está vuelto hacia el espectador. Cubre el cuerpo desde los hombros hasta los muslos; sin embargo, en él se refleja – a una escala reducida y vista desde otro ángulo – justamente la parte cubierta por él. Magritte ha pintado, por tanto, dos aspectos distintos del cuerpo femenino: el aspecto inmediato y el imaginario, reflejado en el espejo. Magritte muestra al espectador dos vistas incompatibles y lo obliga a reflexionar sobre su incompatibilidad - sobre el misterio que caracteriza toda su obra -. El cuerpo femenino no lo contemplamos como todo unitario, sino en fragmentos. En la pintura, el cuerpo pierde su integridad, traiciona su unidad interna y se convierte en una apariencia fragmentaria. En este caso, Magritte muestra además que en la pintura los amoríos siempre son peligrosos: en cada obra la perspectiva del pintor, su mirada concupiscente, desempeña un papel importante.
6 comentarios:
No entiendo esta pintura..es que debo ser muy bruta, pero como veras vengo a visitarte, asi algo aprendere.
Un abrazo
Me gusta ...me gusta el arte diferente.. las técnicas no comunes.. me gustan los hombres diferentes los blog alocados...besos alados
No deja de resultar una pintura inquietante, hermosa e inquietante. Y el análisis que hiciste del cuadro, brillante, Fede, una auténtica gozada.
Un beso.
Hace mucho que no te veo ¿estas bien???
besos
Lamento tan prolongadas ausencias debidas a razones de trabajo.
Espero resarcirme pronto. Unos pocos días más y quedaré libre de los trabajos que me agobiaban
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