4 de enero de 2009

La Dulce Envenenadora de Arto Paasilinna


LA DULCE ENVENENADORA
Novela
Arto Paasilinna
Anagrama 2008
Panorama de narrativas
Título original: Suloinen myrkynkeittäjä 1998
Traducido del finlandés por Dulce Fernández Anguita
197 páginas

El humor cáustico y desopilante de Arto Paasilinna ha tenido el mérito nada menos que de hacer bajar la tasa de suicidios en Finlandia tras la publicación de su libro: “Delicioso suicidio en grupo” No sé si tras la publicación de “La dulce envenenadora” las autoridades de ese país tendrán más en cuenta los males que aquejan a la sociedad finlandesa, pero desde luego al lector le deja un regusto agridulce en los labios y la sensación de que tras el gélido humor nórdico se nos pinta un sombrío cuadro donde aparecen de manera descarnada bajo la aparente chifladura de los personajes, los males que aquejan no sólo a la sociedad finlandesa, sino a toda la sociedad occidental en general: pérdida de valores morales, corrupción e indiferencia policial, pérdida de respeto hacia los demás, vejez olvidada, juventud marginada, choque generacional, desmoronamiento de las instituciones, droga, alcoholismo, sida:

Pero no se puede leer a Paasilinna buscando una trama sorpresiva, llena de giros inesperados. A las pocas líneas y teniendo en cuenta el título del libro ya podemos reconstruir mentalmente de qué va la historia. Sin embargo, para entonces ya estamos enganchados, porque a pesar de que la historia se desarrolla como un cuadro tan naïf como el que ilustra la portada del libro, empezamos a ver continuos guiños a la farsa y escenas que serían hilarantes si no fuera por el trasfondo dramático que revelan.

En el jardín de su casita roja, en la quieta campiña de los alrededores de Helsinki, una dulce viejecita riega sus arriates de violetas. Las golondrinas vuelan gorjeando, los moscardones zumban, un gato dormita en el prado. Pero el idilio sólo es aparente: la vida tranquila de Linnea Ravaska, octogenaria viuda de un coronel, es emponzoñada por una banda de malhechores que llega regularmente cada mes a la capital para arrebatarle su escasa pensión. El desnaturalizado nieto Kauko y sus dignos acólitos Jari y Pera, no se contentan con despojarla sino que destrozan todo lo que encuentran a su paso, torturan al gato, golpean por puro placer, roban ensucian, destruyen, sin que Línnea ose rebelarse, hasta el fatídico día en que decide no soportarlo más. Kauko la obliga a firmar un testamento en su favor, y la coronela, aterrorizada por haber sellando su condena, llama a la policía y huye a Helsinki, a casa de un viejo amigo médico de la familia.

A partir de ahí los acontecimientos dramáticos y cándidos a la vez se van sucediendo de forma trepidante y nuestra heroína víctima inocente de sus perseguidores se convierte inconscientemente en su implacable verdugo.

5 comentarios:

Calle Quimera dijo...

Que los mismos males que afligen a la sociedad de un país determinado sean comunes al resto de los de su zona es algo que da que pensar... No se trata de algo puntual, debido a la idiosincrasia de un país, es algo de una proporciones casi épicas. Algo va mal, muy mal, cuando todo occidente está afectado, y lo malo es que no hay visos de que vaya a detenerse alguna vez.

Magnífica reseña, Federico...

Un beso, y que los Reyes sean generosos esta noche contigo los tuyos.

Cálida Brisa dijo...

La cruda realidad de la vida se refleja en todos los paises por igual, sobre todo llegando a ciertos puntos a los que todos antes o despues vamos a llegar.
Es bueno leer la realidad...aunque escueza.

Un beso

Malena dijo...

Tiene que ser una gran novela por lo que cuentas, Fede. Y yo no sé si es que vamos llegando a una edad en la que vemos con mayor claridad las cosas, pero efectivamente, "algo huele a podrido en Dinamarca" parodiando al personaje de Hamlet.Hay desgraciadamente una caida en picado de los valores y lo que me preocupa es si somos nosotros los culpables del giro que han tomado las cosas.

Que la Estrella de Oriente te haya dejado marcado el camino hacia la felicidad.

Un beso, Fede.

Willow dijo...

Me sorprendió conocer la realidad finlandesa por las noticias en prensa y nunca, nunca, hubiera podido imaginar que su nivel de suicidios fuera tan alto. Es como si me dijeran que Suiza también participa de la crisis aunque poco a poco el planeta se ha ido sumando y es por eso que nuestra percepción de la crisis es aún mayor.
Siempre pensé que los nórdicos eran personas extremadamente frías y razonables, en comparación claro con los de los países mediterráneos. Siempre se aprende algo más que es lo que más me gusta. Gracias amigo!

Elena dijo...

Yo también acabo de terminar otro de Paasilinna, El molinero aullador. Este que comentas me ha gustado, así que supongo que acabaré leyéndolo también. Hay que reconocer que los libros de Paasilinna son fáciles de leer, pero tienen algo especial que los hace únicos. Gran descubrimiento.

Saludos