21 de diciembre de 2012

La Nieta del Señor Linh de Philippe Claudel

LA NIETA DEL SEÑOR LINH
Novela
Philippe Claudel
Salamandra 2008
Título original: la petite fille de Monsieur Linh
Publicado en 2005
Traducción del francés de José Antonio Soriano Marco
126 páginas


He disfrutado mucho de esta novela propuesta en nuestro club de lectura de Suances.  Ante todo, me parece una novela absolutamente visual: una fábula hecha de imágenes despojadas y bellas que desfilan bajo nuestros ojos.  No es casual que los personajes de la novela  no se entiendan más que por gestos y que la nieta del Señor Linh sea tan silenciosa.


El sentimiento de desarraigo del anciano, reforzado por la falta de puntos de referencia, de olores, de sabores, de paisajes que recuerden su pasado y la incomunicación debida al idioma se refuerza cuando es despojado de sus ropas, deja de oír los sonidos de su idioma en boca de otros refugiados y es llevado a un hospicio. Sólo le queda la nieta a la que suavemente le canta la antigua canción que las mujeres cantaban a sus hijas allá en la aldea lejana.
Frente a tanta angustia,  tanta soledad, un único rayo de esperanza. El contacto visual con un hombre al que no entiende pero que está ahí.  Otro solitario desarraigado que en lugar de a una nieta se abraza a una botella y chupa cigarrillos sin tregua. Entre ellos se establece un extraño vínculo, un entenderse sin palabras que a medida que pasan los días se convierte en inquebrantable amistad.


Me imagino esta historia como guión de una película de cine mudo.  Lo que el libro narra en tiempo presente, quedaría sustituido por el lento travelling de una cámara, con esporádicos flashbacks hacia la pequeña aldea. Como música dos sonidos contrapuestos: el chirriar de las grúas  y el estruendo de los camiones en la gran ciudad, y el apacible y acariciante susurro de la selva.  Estos sonidos nos sitúan alternativamente en alguna ciudad portuaria de Francia como Burdeos o quizá Le Havre y en alguna aldea perdida a orillas del Mekong  en el corazón de Vietnam.  El fundido final podría ser un saludo bilingüe que para el Señor Bark se confunde con un nombre y para el Señor Linh es un sello de amistad: "Tao-lai" y "Bon Jour".


Unas líneas para visualizar:
Los dos amigos se ponen en camino. Toman un sendero que desciende serpenteando por el bosque. El día es de una belleza sin igual. el aire huele a tierra húmeda y amancayo.  Los fragmentos de musgo parecen cojines de jade bordados y los bambúes tiemblan agitados por el pájaros.  el señor Linh va en cabeza. De vez en cuando se vuelve hacia su amigo y, con unas palabras o un gesto, le señala una raíz con la que podría tropezar o una rama que podría golpearlo. El bosque da paso a la llanura. Los dos hombres se detienen en el lindero y sus miradas abarcan la extensión verde que se despliega hasta el lejano y tembloroso azul del mar.
En los arrozales, las mujeres cantan mientras trasplantan brotes jóvenes, con los pies sumergidos en el agua cálida y cenagosa.  Los búfalos meditan cabizbajos, mientras en sus lomos los espulgabueyes se pavonean y se alisan las blancas plumas. Unos niños intentan cazar ranas gritando y azotando el agua con varas de sauce. En el cielo, las golondrinas escriben invisibles poesías en la suave brisa.

No hay comentarios: