26 de febrero de 2010


La rue de Montorgueil de Paris
Fiesta del 30 de Junio 1878
1878 Óleo sobre lienzo 81 x 50 cm
Musée d’Orsay (Paris)

Las fiestas patrióticas siempre han tenido un aire populista en Francia; nada de extraño, que Claude Monet, de paso por Paris en 1978 se dejara cautivar por el aspecto engalanado y festivo de la calle de Montorgueil en las celebraciones del 30 de Junio con ocasión de la clausura de la Exposición Universal.

Aventajado reportero de circunstancia, se aleja de la muchedumbre festiva sube a un balcón y desde una perspectiva en altura consigue una luminosa y profunda imparcialidad.

Con multiples, y rápidos brochazos tricolores, trata de plasmar esa alegría sutil y huidiza del tumulto callejero en un barrio tan popular como les Halles de París. Destaca en particular dos aspectos de la fiesta: el aspecto patriótico, con la profusión de banderas, banderolas y oropeles tricolores y el elemento de muchedumbre compacta donde el individuo, como tal pasa desapercibido.

Cuando comparamos el cuadro con fotografías actuales de la misma calle, observamos una asombrosa fidelidad a la perspectiva y sin embargo un desprecio total por el detalle. Ningún signo identificador de edificios, puertas, ventanas y sin embargo están todos ahí, al alcance de los ojos, basta entrecerrarlos y dejarse engañar por la primera impresión de esas manchas de color. Nuestra imaginación hace el resto.

Iniciando un nuevo itinerario


Me estaba resistiendo..., pero luego, he pensado que ésto también forma parte de mi vida, de mi deambular por el mundo. "A la vejez viruelas", se dirá, pero ¿por qué poner límite de edad al ansia de aprender? Ni corto ni perezoso me he apuntado a clases de pintura y mezclado con chiquillos de la ESO, y con amas de casa que se relajan antes de recoger a sus chiquillos del colegio, me enfundo una bata blanca y bajo la paciente orientación de mi profesor, aprendo a mezclar colores, a crear profundidad y a mantener las perspectivas.

Este es el primer trabajo, espero que dentro de un tiempo, cuando lo compare con los que haga en eso momento, yo también sonría.

20 de febrero de 2010

Empatía


En este, ya de por sí disparatado blog, voy a iniciar un nuevo apartado dedicado a escudriñar algunas palabras que por su significado, sus implicaciones o las ideas que me sugieren merece la pena dedicarles un minuto de reflexión. No se trata de definir las palabras, que para eso está la Academia, ni de adjetivar o poetizar su sentido, que ya lo hacemos cuando adecuada o inadecuadamente las utilizamos, sino de escudriñarlas con sentido reflexivo para encontrar sus mejores y más ocultos matices.

La primera palabra que me ha venido a la mente es empatía, empatizar.

El diccionario de la Real Academia la define como:

1. f. Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro"

Automáticamente me revuelvo y me pregunto: ¿Es esto posible? ¿Puedo siendo yo mismo, con mi bagage de experiencias positivas y negativas, con mis vivencias y forma de pensar, identificarme mental y afectivamente con otro sujeto y más aún con su estado de ánimo? ¿No tendría para ello que haber tenido experiencias similares, formación y modos de pensar casi idénticos?

Sin embargo, la empatía está de moda. David Goleman, en su “Inteligencia emocional” la ha encumbrado a la cima de la popularidad. Utilizamos la palabra a troche y moche y no siempre acertamos con su significado profundo.

No me puedo “poner en los zapatos” del otro. Nunca son de mi talla. Quizá puedo, ante la reacción inesperada de alguien, no identificarme con sus sentimientos, pero sí buscar en mis recuerdos reacciones similares mías aunque las circunstancias fueran diferentes, y desde ese recuerdo comprender las reacciones del otro.

18 de febrero de 2010

Merodeadores

Pensar que ahí fuera,
detrás de esta ciudad y de su ruido,
no tan lejos del libro que he cerrado,
apenas a unas horas de andadura,
se despereza el río.

No sé por qué esa noche
el viento me lo evoca
cuandu ulula y sacude las persianas
como una bestia sin resuello.

Qué quiere de nosotros, que al oírlo
el pulso se devela
y quiere contestar, sin saber cómo.

Nos ha reconocido su jauría
y ciega, insomne, a coro, nos reclama
como uno más entre los suyos.

Sí, bate las persianas, viento, aúlla,
gira en torno a la casa donde estamos,
haz resallar las ramas de los chopos vivido,
agita lo que queda de río en nuestras venas.

Arturo Tendero (Albacete, 1961)
Adelántate a toda despedida (2004)

12 de febrero de 2010

Elche: Misterio y Palmeras


Una Cúpula azul típica de las iglesias levantinas, unas palmeras que se mecen y susurran y una inmensa paz son los ingredientes de esta fotografía que he elegido como recuerdo de una grata estancia en Alicante y sus inmediaciones. Una vez más, Elche me ha cautivado. El Museo etnográfico y su incomparable ambientación , el conocido "Huerto del Cura" con cientos de variadas especies de palmeras y de cactus, la Basílica de Santa María donde se celebra el Misterio, me han hecho pasar momentos inolvidables

4 de febrero de 2010


EL SECRETO DE SUS OJOS
Argentina 2009
Dirigidapor Juan José Campanella
Duración: 126 minutos

Entre “TEMO” y “TE AMO” sólo falta una letra, justamente la letra “A” que le falta a la máquina de escribir de Benjamín Expósito, un idealista pánfilo y enamorado que cree en la justicia pero que, ciego a los mensajes de unos ojos que dicen todo, deja escapar el tren de su vida.

La película está trenzada con dos hilos conductores: un funcionario argentino jubilado que quiere dedicarse a escribir y se empeña en desempolvar un viejo caso archivado que le impresionó y le desencantó en el pasado, y el descubrimiento de un viejo amor nunca declarado entre su jefa y él y que se esfumó al ritmo de un tren que se aleja y de unas notas nostálgicas de piano al más puro estilo romántico.

La trama policíaca se desarrolla de forma progresiva desde la “mirada” delatora en una fotografía, hasta el espeluznante arresto y castigo del culpable, pasando por evidentes alusiones a la corrupción e injerencias políticas en el ámbito judicial en la época de la dictadura y por el omnipresente fútbol en el vivir y sentir de los argentinos.

Pero esta trama, con sus continuos “flashback” entre presente y pasado nos sirve sobre todo para poner en evidencia otras miradas que dicen todo lo que las palabras esconden y aquí sobre todo, el Director Juan José Campanella luce con admirable maestría.

Ha sabido escoger dos actores incomparables como protagonistas de la historia: Ricardo Darín, alter ego de Campanella, veterano y experto en expresar con los gestos, la actitud y el semblante todo un abanico de emociones, y Soledad Villamil cuyos profundos y bellos ojos son un auténtico semáforo de emociones, y sentimientos.

No era fácil ver a estos dos magníficos actores, pasando del presente a veinticinco años atrás, pero la caracterización, la ambientación y el maquillaje es perfecto y la música, la fotografía, y los momentos de transición están tan bien orquestados que el espectador no tiene ninguna dificultad en seguir el desarrollo de la historia.

Progresivamente, el diálogo toma el relevo de las imágenes. las palabras se adensan y expresiones como “¿Cómo se hace para vivir una vida llena de nada?” se quedan grabadas en nuestra mente y descubrimos que la historia es realmente el elemento secundario de la película y que lo que verdaderamente importa es la soledad y el sinsentido de un hombre que no ha sabido descubrir en la mirada de la mujer a quien ama, ese “si tu me dices ven…” de las historias románticas.