La rue de Montorgueil de Paris
Fiesta del 30 de Junio 1878
1878 Óleo sobre lienzo 81 x 50 cm
Musée d’Orsay (Paris)
Las fiestas patrióticas siempre han tenido un aire populista en Francia; nada de extraño, que Claude Monet, de paso por Paris en 1978 se dejara cautivar por el aspecto engalanado y festivo de la calle de Montorgueil en las celebraciones del 30 de Junio con ocasión de la clausura de la Exposición Universal.
Aventajado reportero de circunstancia, se aleja de la muchedumbre festiva sube a un balcón y desde una perspectiva en altura consigue una luminosa y profunda imparcialidad.
Con multiples, y rápidos brochazos tricolores, trata de plasmar esa alegría sutil y huidiza del tumulto callejero en un barrio tan popular como les Halles de París. Destaca en particular dos aspectos de la fiesta: el aspecto patriótico, con la profusión de banderas, banderolas y oropeles tricolores y el elemento de muchedumbre compacta donde el individuo, como tal pasa desapercibido.
Cuando comparamos el cuadro con fotografías actuales de la misma calle, observamos una asombrosa fidelidad a la perspectiva y sin embargo un desprecio total por el detalle. Ningún signo identificador de edificios, puertas, ventanas y sin embargo están todos ahí, al alcance de los ojos, basta entrecerrarlos y dejarse engañar por la primera impresión de esas manchas de color. Nuestra imaginación hace el resto.
Fiesta del 30 de Junio 1878
1878 Óleo sobre lienzo 81 x 50 cm
Musée d’Orsay (Paris)
Las fiestas patrióticas siempre han tenido un aire populista en Francia; nada de extraño, que Claude Monet, de paso por Paris en 1978 se dejara cautivar por el aspecto engalanado y festivo de la calle de Montorgueil en las celebraciones del 30 de Junio con ocasión de la clausura de la Exposición Universal.
Aventajado reportero de circunstancia, se aleja de la muchedumbre festiva sube a un balcón y desde una perspectiva en altura consigue una luminosa y profunda imparcialidad.
Con multiples, y rápidos brochazos tricolores, trata de plasmar esa alegría sutil y huidiza del tumulto callejero en un barrio tan popular como les Halles de París. Destaca en particular dos aspectos de la fiesta: el aspecto patriótico, con la profusión de banderas, banderolas y oropeles tricolores y el elemento de muchedumbre compacta donde el individuo, como tal pasa desapercibido.
Cuando comparamos el cuadro con fotografías actuales de la misma calle, observamos una asombrosa fidelidad a la perspectiva y sin embargo un desprecio total por el detalle. Ningún signo identificador de edificios, puertas, ventanas y sin embargo están todos ahí, al alcance de los ojos, basta entrecerrarlos y dejarse engañar por la primera impresión de esas manchas de color. Nuestra imaginación hace el resto.