EL ABUELO QUE SALTÓ POR LA VENTANA Y SE
LARGO
Novela
Jonas
Jonasson
Salamandra
, 2012
Narrativa
Título original : Hundreáringen som ut genom fönstret
och försvann 2009
Traducido
del sueco por Sofía Pascual Pape
414 páginas
Últimamente la novela
sueca, particularmente cuando es novela negra y su autor tiene un
apellido terminado en “ …sson”, parece estar de moda. Eso, la portada del libro
que muestra un anciano con un cartucho de dinamita a punto de estallar y el hecho de que el apellido del autor
también termina en “…sson”, hicieron que me mantuviera un tiempo alejado
de “El abuelo que saltó por la ventana y
se largó”. El otro día, sin embargo a
falta de otro libro a mano empecé a leerlo y creo que me he estado riendo hasta
hoy.
Jonas Jonasson escribe en clave
de humor, un humor franco, directo, quizá no tan sutil como el del filandés Paasilina pero igual de
fresco y efectivo. Yo diría incluso que
se trata de un humor filosófico que hace de una premisa básica de nuestra
existencia: “Lo que tiene que ser, será” y de una receta universal: “el mundo
sería mucho mejor si supiésemos relajarnos y hablar acompañados de un buen
aguardiente sobre la relatividad de los problemas”, el meollo de su existencia
y de su huida hacia adelante incluso ahora que las autoridades del pueblo le
preparan una fiesta para celebrar su
centésimo cumpleaños. .
Pero Allan Karlsson no tiene
tiempo para celebraciones. Su vida ha
sido siempre una huida hacia adelante y lo seguirá siendo. Todo empieza con una
maleta robada que contiene 50 millones de Coronas Suecas. Las peripecias se
multiplican, al llanero solitario se le van añadiendo amigos y quienes más
cerca están de alcanzarlos desaparecen misteriosamente.
Naturalmente Allan Karlsson no
es un anciano cualquiera, su azarosa vida le ha preparado para las más
rocambolescas aventuras. Hábilmente, el
autor nos lo hace comprender intercalando entre cada aventura un tramo en la vida de nuestro fugitivo, que
ha viajado a los cinco continentes, ha conversado con las figuras históricas
más destacadas del siglo XX y ha sido partícipe de los acontecimientos más
sobresalientes de esa época incluido ayudar a Oppenheimer a desarrollar la
bomba atómica.
Ironía, sarcasmo, humor,
sentido común y una buena dosis de fatalidad
son los ingredientes de este viaje surrealista al pasado de la mano de un anciano que dinamita muchas de nuestras inquietudes.