Cada paso que doy por Cantabria me siento más irremediablemente sumergido en esa sinfonía de verdor que tapiza sus valles, colinas y montañas. Respirar el aire de las cumbres es un privilegio, dejarse mecer por la serenidad de los robles, el murmullo de los eucaliptos, la blancura de los asfodelos es algo que invade nuestros sentidos, penetra hasta la última fibra del alma y nos disuelve y funde en la naturaleza más primigenia. Somos uno con la naturaleza, respiramos el aliento del mundo, sentimos correr la vida por nuestras venas.
La música, tomada de prestado a la película ´"La Misión" quiere precisamente transmitir esa comunión con el universo.
19 de mayo de 2011
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