Hace unas semanas asistí en un cercano colegio del gobierno, a la celebración del día de la Alianza del Sudeste Asiático (ASEAN). Las profesoras habían vestido a los niños con los trajes nacionales de los diversos países que conforman la alianza y el animador con gran despliegue de bromas y regalos iba preguntando a los niños a qué país representaban. Uno de los niños, más serio que un ocho, proclamó: “Yo soy de nacionalidad Karen” Se hizo un gran silencio que rápidamente el animador trató de ocultar con una broma y una nueva pregunta: “¿Cuál es tu país? ” a lo que el niño volvió a responder yo soy de nacionalidad Karen.
Los Karen no
tienen una nacionalidad propia pero son
el mayor grupo étnico de Birmania y
del norte de Tailandia y representan
aproximadamente el 80% de los alumnos
que vienen a nuestra escuela. A pesar de
que buena parte de ellos habita
el territorio Karen en la zona
montañosa que se extiende a lo largo de
la frontera entre Birmania y Tailandia
no han dejado de reivindicar su independencia y desde hace más de cincuenta años mantienen una lucha
abierta con el gobierno birmano que para
sofocar la revuelta ha
cometido atrocidades que rozan el genocidio y ha empujado a más de 150.000 karen a campos
de refugiados en la frontera
tailandesa sostenidos tutelados por las Naciones Unidas pero bajo la estricta vigilancia del gobierno
tailandés.
¿Quiénes son
pues los Karen y de donde proceden? Los
Karen abarcan un grupo étnico ramificado
en diversas tribus que
procedentes de “más allá del río que lleva arena “, posiblemente el Río Amarillo en China, fueron bajando a
través del Yunan y el Tibet hacia
los valles fértiles de la actual Nyanmar. Comenzaron a llegar probablemente después de los Mon pero antes de que los
Birmanos se establecieran en el
país. Empujados por éstos, y
enemigos de los enfrentamientos gran parte de los Karen se establecieron en las zonas montañosas del nordeste de Birmania donde
practicaron una agricultura de
montaña, basada en la recogida de los frutos del bosque, la quema de bosque
para cultivar arroz y otras legumbres, y el
permanente desplazamiento en busca de
nuevos claros en el bosque cuando la
zona habitada anteriormente dejaba de ser
productiva.
Los Karen adoptaron en su mayoría el budismo de los
Mons, sin embargo, en sus leyendas se hablaba de un gran líder que volvería algún día y de un libro,
lo cual ciertamente facilitó la labor de
los misioneros evangelistas que desde mediados del siglos XIX entraron en contacto con los
Karen convirtiendo al Cristianismo a casi un tercio de la población. Además del budismo practican ritos de carácter claramente animista.
Todas los seres vivientes tienen
su “K’la” o espíritu y el hombre además
posee su "Tha” o alma que
vigila su conducta moral.
El idioma Karen es de raíz sino-tibetana y
tiene tres dialectos principales de los cuales el “S’ghaw” hablado por los Karen Blancos o montañeses, es el más importante. Fueron los misioneros quienes partiendo del alfabeto birmano dotaron al idioma de una escritura.
Los Karen
viven en núcleos de población pequeños como corresponde a los pueblos en continua migración. Construyen
sus casas sobre pilotes y utilizan el bambú y la paja trenzada como
material de construcción. Su dieta está basada en el arroz y las legumbres Crían cerdos y pollos en la parte baja de la casa, y sus comidas preparadas en
fuego abierto están fuerte
especiadas con chiles pero también
con cardamomo, jengibre, tamarindo y lima. La fruta principal disponible
es la papaya, la banana y el longan.
A pesar de ser en gran parte
tribus montañesas no consumen opio pero son fumadores habituales y en ocasiones propensos al alcohol. La población de más edad,
y principalmente las mujeres
mastican la nuez de betel que es
un euforizante que
deja su paladar permanentemente
teñido de rojo brillante y que debido al fuerte contenido alcalino destruye
sus encías. En los campos de refugiados,
y bajo la presión actual a la que
algunos de ellos están sujetos, el uso
de las anfetaminas “Ya Ba” es relativamente frecuente.
Los Karen no
tienen apellidos. Utilizan nombres monosilábicos y para evitar confusiones suelen asociar el nombre a algún acontecimiento o
tipo de parentesco. La familia es de línea matriarcal. El hombre al casarse abandona la casa paterna y vive con sus suegros hasta que el número de hijos le obliga a independizarse. La hija menor de la familia es la encargada
de cuidar de los padres ancianos. Estos
son sumamente respetados, como los son
los ancianos en general, los maestros y toda persona con instrucción.
Los Karen
poseen y defienden fuertes valores morales y religiosos. Todas las
poblaciones Karen mínimamente importantes tiene su “wat” o templo, a veces con un único
monje, que además de líder espiritual actúa como maestro, médico de hierbas, y
consejero. En general son humildes, tímidos
y poco asertivos. Conviene insistir ya
que su primera reacción ante una invitación es negativa. Huyen del
enfrentamiento directo y a veces prefieren decir si o no según el deseo del interlocutor aunque
después hagan lo contrario de lo
prometido. Desprecian los gritos, las gesticulaciones y la pérdida de compostura de los extranjeros. No suelen practicar el “wai” o saludo
tailandés y tampoco dan la mano, pero cuando la dan, lo hacen sosteniendo con
la mano izquierda el codo de la mano derecha
involucrando así ambas manos en
señal de respeto.
A pesar de su
timidez los Karen son gente alegre que
ama la música y el baile. Sus danzas
son movidas y ruidosas, marcadas por el
ritmo del tambor y por la sonoras voces
femeninas que con sus gestos y contorneos parecen provocar y desafiar a un tiempo a sus parejas.
No es todo lo
que he aprendido sobre los Karen, pero
es suficientemente para sentir
aún un mayor cariño por estas muchachas
y muchachos que sin papeles, sin
una nacionalidad definida, a caballo entre dos países, vienen a nuestra escuela
y después de haberse iniciado en el idioma birmano se enfrentan al Tailandés y
las vanidosas pretensiones del profesor de inglés. Estoy convencido de que el
inglés no es lo más importante en sus vidas. Mi papel
consiste en ayudarles a disfrutar de su niñez, hacer que ganen confianza
en ellos mismos y quizá, pero solo quizá dejar el terreno allanado para que un
día vayan adquiriendo los conocimientos
de inglés imprescindibles. Hgaw ler ah hgay , Fah (Good
morning, Fah) -Htee bah na tha ku doh ma (Nice to meet you)
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