11 de noviembre de 2010

Una cita de Carlos Fuentes


Acabo de terminar "Adán en Edén" última novela del mexicano Carlos Fuentes, y aunque maravillosamente bien escrita, no voy a entrar una valoración crítica de la obra, sin embargo, quiero compartir un párrafo particularmente bello.

Cada uno de nosotros entiende que hay un valor íntimo que le pone precio al valor externo de las cosas. Tener dinero, éxito profesional, amigos, todo lo bueno de la vida se basa, al cabo, en la existencia de una relación amorosa fundamental. Sea con el padre y/o la madre; con ambos; con los hijos; con los amigos más cercanos, con uno que otro profesor (Filopáter). Sin esa semilla no crece nada. Querer y saberse querido. Entender que, aun cuando todo falte y el mundo se derrumbe, nos quedemos en la calle, lo que sea, tenemos el suelo del cual volver a partir. Cada ser humano es una isla, dice el dicho inglés – each man is an island – y en esa isla nos acompaña un ser querido. Sin ese ser, vivimos solos. Los Robinsones no se dan en rama; la mayoría dependemos del cariño básico de una, dos, cinco personas, pero con que una sola nos quiera, no pereceremos del todo.